Dime cómo duermes y te diré cómo estás
Dormir bien proporciona ventajas para nuestra salud
Dormir no es sólo cosa de los humanos sino que está arraigado en el reino animal, siendo parte del proceso evolutivo desde hace millones de años. Cada especie de mamífero duerme unas horas determinadas; los humanos dormimos una media de 8 horas. La falta de sueño nos produce cansancio, desajustes físicos y mentales y puede llegar a producirnos la muerte.
Dedicamos un tercio de nuestra vida a dormir, pero la comunidad científica aún sigue sin esclarecer su función. Algunas hipótesis son:
– consolidación de la memoria.
– maduración del sistema nerviso central.
– mejora de la conducta.
– limpieza de los deshechos metabólicos del cerebro.
– evitar el gasto de energía en ciertas situaciones.
Citemos algunas de las implicaciones estudiadas científicamente de la calidad y ausencia o exceso de sueño y frases célebres sobre éste:
“Uno no puede pensar bien, amar bien, dormir, bien, si no ha comido bien” Virginia Woolf.
La calidad del sueño tiene relación con la dieta. Poca fibra y mucha grasa saturada provocan un sueño más corto, más ligero, con menos descanso y con más despertar nocturno. Al dormir poco (entre tres horas y media y cinco horas y media) también hace que ingiramos más energía, es decir, más kilocalorías diarias, sin observarse cambios en el gasto de energía. Las horas de duración de sueño también producen cambios en nuestra flora intestina, lo que conlleva cambios en la absorción de nutrientes. Con poco sueño también se produce disminución de los efectos de la insulina en sangre.
“Entre las funciones del sueño están la de consolidar la memoria y la de modular las respuestas hormonal e inmunológica”. Facundo Manes.
También se ha estudiado que la duración del sueño afecta a los procesos congnitivos, sobre todo en adultos mayores de 55 años. Es decir, si se duerme 5 horas o menos o 9 horas o más, se tiene más riesgo de padecer problemas cognitivos.
El estrés (que se puede medir por la cantidad de cortisol en la saliva) afecta también negativamente a la calidad del sueño. También existen factores individuales que influyen en el sueño como enfermedades tales como la diabetes o enfermedades del corazón, tener un índice de masa corporal alto, la depresión…
Dicho esto, tanto si se trata de obviedades para nosotros como si no, debemos de adquirir consciencia de nuestra calidad de sueño y de las causas que lo perturban, y mejorarlas para que podamos influir positivamente en nuestra salud a través de él, o viceversa, mejorar nuestro sueño para mejorar nuestra salud.
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