Conoce la historia del masaje: parte I
HISTORIA DEL MASAJE: DESDE EL INSTINTO A ORIENTE
Cuando hablamos de Historia, debemos ser conscientes de la dificultad que esta entraña y no olvidar nunca el carácter provisional de la misma, así como que ésta debe carecer de afirmaciones rotundas debido a que un nuevo hallazgo podría invalidar, de forma total o parcial, alguna o muchas de las teorías aceptadas en ese momento, al respecto de culturas pasadas o incluso actuales.
Esto pasa sobre todo cuando nos referimos a las Terapias Manuales; podemos decir que se trata de recorrer un océano en un bote del Carrefour, pero ciñámonos a los hechos y descubrimientos vigentes actualmente.
Origen del masaje
El masaje, es sin duda alguna, una técnica tan antigua como la historia de la humanidad. Seguramente el masaje nació en el mismo momento y lugar que el instinto. Pensemos que todos nosotros sin conocimiento de ningún tipo somos desde que nacemos masajistas de forma totalmente inconsciente gracias al instinto. Nada más levantarnos de la cama hacemos una completa sesión de automasaje, estiramientos y oxigenoterapia.
Al frotarnos los ojos estimulamos la circulación periférica y eliminamos las sustancias acumuladas durante el sueño, también estabilizamos la tensión ocular en un nivel óptimo. Con los estiramientos reestructuramos el cuerpo, ganamos flexibilidad, vascularizamos y ganamos propiocepción de nuestro cuerpo tras haber estado relativamente inmóvil durante horas. Con los bostezos aportamos una mayor cantidad de oxígeno al organismo, tras haber estado durante horas con un “consumo mínimo” de mantenimiento.
Esto nos sirve para aumentar la cantidad de oxígeno para llegar a un nivel óptimo para empezar el movimiento.
Antes de realizar un trabajo duro manual o una acción agresiva premeditada, nos frotamos las manos y movemos las muñecas para calentar la musculatura, obteniendo un mayor y mejor rendimiento. Durante una cefalea nos masajeamos la sien e incluso estiramos la musculatura cervical, lo cual, en cierta medida, nos reporta alivio dependiendo, claro está, del origen de la misma. Tras un traumatismo nos frotamos y presionamos la zona dolorida para aliviar el dolor. Acariciamos suavemente la cabeza de un niño a fin de inspirarle confianza y cariño.
Cuando nos duele el vientre nos lo frotamos en el sentido del colon, mejorando así el transito intestinal. Sí, en el sentido del colon y, ¿cómo lo sabíamos?, ¡pués ahí está el instinto!. Nos golpeamos el pecho cuando tosemos para facilitar la expectoración.
Estos pequeños ejemplos cotidianos nos demuestran que de forma instintiva ya empleamos el masaje desde recién nacidos, por lo cual masaje e instinto están fuertemente ligados. Tanto es así, que es hoy una práctica arraigada en la cultura atávica de todos los pueblos y tradiciones. Su evolución ha ido paralela al de la sociedad, adaptándose a las características climáticas y temperamentales de cada pueblo, hasta convertirse en el sistema que hoy conocemos por “tacto estructurado”, y del que el quiromasaje propiamente dicho (y del que hablaremos al final de este texto) forma parte.
Masajes orientales y occidentales: Historia
La historia de las Terapias Manuales se divide en dos grandes grupos, la Oriental y la Occidental. En cuanto a los modelos orientales se refiere, los más representativos son el Chino y el Indú. Las terapias orientales tienen un vínculo en común, la energía. Esta energía vital es la responsable de todos los procesos del cuerpo.
Historia del masaje en la India
En la India, se han encontrado la escritura Védica aproximadamente del 3000 a. C. en la que se mencionan maniobras específicas de masaje, entre otras “técnicas”.
Uno de los primeros registros de la palabra masaje y de la descripción de su uso se ha encontrado en unos textos provenientes de la Antigua Mesopotamia, concretamente en un libro escrito en sumerio y acadio titulado Mushu (masajes). Según estudios publicados a finales de marzo del año 2007, por Bárbara Böck, filóloga del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), los antiguos sumerios practicaban masaje desde hace más de 4000 años y data el inicio (documentado) de tratamiento de masaje por esa época. Pero cabe citar también un libro que se descubrió aproximadamente en el 2500 a. C., el libro blanco de Kong Fou, que recoge el pensamiento Taoísta, apuntando la conveniencia de curarse a través de masaje y técnicas de respiración con fines terapéuticos.
Historia del masaje Chino
En China, durante el reinado del emperador amarillo, aparece el clásico Huandi nei jing en torno al año 1500 a. C., en el se hace por vez primera referencia a algunas técnicas como puedan ser la presión, fricción, rodamiento y sus aplicaciones terapéuticas.
El masaje tradicional chino se denominaba Anmo. Durante la dinastía Tan (618-906) se fundó un departamento oficial en las oficinas médicas imperiales, clasificando a los masajistas como:
• Doctor masajista: el rango más alto.
• Maestro masajista: equivalente a médico imperial.
• Masajista: rango inferior, no podía ejercer en la corte.
• Aprendiz de masajista: el más bajo de la corte.
Durante la dinastía Ming (1368-1644) cuando el Anmo se desarrolló más y paso a denominarse Tui na que significa: Estirar, empujar… El tui na pasó a ser una terapia “clínica”, y el Anmo quedó en un segundo plano. Tras fundarse la República Popular China, el Tui na pasó a ser una carrera universitaria de seis años, se combina su estudio con las tecnologías mas vanguardistas.
Historia del masaje japonés
En Japón, el primer documento sobre métodos curativos se remonta al (712 d.C), donde el kojiki: crónica de sucesos antiguos, describe las antiguas artes de curación. Durante la dinastía Tan (618 – 906 d. C), Japón adopta la medicina china y su masaje,
recibiendo el nombre de Anma. Esta terapia fue introducida por los monjes bonzos chinos y japoneses a través de Corea. En el año (701 d.C) el código Taiho detallaba las especialidades médicas como son: dermatología, pediatría, medicina interna, acupuntura y el masaje, gracias a este código el Anma fue un masaje oficial. En la época Edo (1603 – 1867 d.C), se separa del Anma del Anpuku, masaje realizado en el abdomen, pasando el Anma casi al completo olvido, casi porque un invidente llamado Sugiyama Waichia, poseedor del titulo de Kengyo (el rango más alto para un ciego ), curó de una grave afección al 5º Shôgun Tsunayoshi, (1680 – 1709 d. C.), tras lo cual éste le concedió su deseo: enseñar Anma a invidentes, haciéndolo exclusivo de este sector. El Ampuku precisaba de unos doce años de formación para poderlo dominar. En 1827 Shiusai Ota escribe el primer libro sobre Ampuku.
En el año 1919 Tamai Tempaku escribió el célebre libro Shiatshu Ho. Ya en el año1940 Tokujiro Namikosi fundó el Japan Shiatsu Institute, posteriormente en el año 1970 un alumno de esta escuela llamado Shizuto Masunaga creó el Shiatsu Zen, bastante opuesto al de su ex-maestro denominado como Shiatsu de Namikosi. Tras la invasión de Japón por las tropas militares de los Estados Unidos, el general Mc. Arthur censuró la práctica de cualquier terapia oriental, a excepción de la acupuntura. Con esto forzó a los invidentes a la mendicidad más absoluta al impedirles trabajar para vivir dignamente, tal y como venían haciéndolo. Esta ridícula situación sufrió un giro gracias a la actuación de Hellen Keller, prestigiosa escritora sordomuda la cual presiono a los medios de comunicación, la opinión pública y al presidente de ese país, Truman, logrando que esta técnica volviese a ser permitida en Japón por las fuerzas invasoras de los Estados Unidos.
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