Trastornos relacionados con la lactosa no implican la eliminación de lácteos de la dieta
Consumo de lactosa para intolerantes a la leche
¿Lactosa para intolerantes a la leche? Los trastornos relacionados con la lactosa como la malabsorción y la intolerancia no implican la eliminación de lácteos de la dieta. La Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) recomienda evitar la eliminación completa de los lácteos, manteniendo el consumo en cantidades adecuadas que no provoque síntomas.
Lactosa para intolerantes a la leche
El experto en aparato digestivo, Francesc Casellas Jordá, señala que “lo adecuado es ajustar el consumo a la cantidad que cada persona pueda tolerar”.
¿Qué es la malabsorción de lactosa?
La malabsorción implica que el intestino no la procesa ni la asimila bien la lactosa, mientras que la intolerancia se caracteriza por la aparición de molestias o síntomas digestivos originados por esta malabsorción de la misma.
Uso de Lactosa para intolerantes a la leche
Ambas son trastornos muy frecuentes. En caso de sospecha de una de las dos, se deben realizar pruebas diagnósticas adecuadas. La más clásica es el test del aliento de hidrógeno, que se efectúa ingiriendo leche o lactosa para recoger muestras del aire exhalado donde se determina la concentración de hidrógeno.
Causas de la malabsorción de lactosa
Estos trastornos se relacionan con la producción insuficiente de la enzima lactasa (hipolactasia) en el intestino. En caso de hipolactasia, la lactosa que no se absorbe transita por el intestino delgado y, al alcanzar el colon, es fermentada por las bacterias de la microbiota, que puede originar síntomas digestivos como la producción de ácidos y gases (hidrógeno, dióxido de carbono y, a veces, metano).
Lactosa para intolerantes a la leche
Se estima que, en España, un tercio de la población padece malabsorción, y entre el 20% y el 40%, intolerancia a la lactosa.
¿Por qué ocurre la intolerancia a la lactosa?
La intolerancia ocurre cuando las personas con deficiencia de lactasa presentan síntomas digestivos. Estos síntomas pueden ser muy diversos, heterogéneos y poco predecibles. Entre ellos figuran el meteorismo (o producción de gases), ruidos intestinales, hinchazón del vientre o diarrea sin sangre.
Los lácteos no pueden excluirse de la dieta por es el principal carbohidrato, esto incluye la leche materna.
Lo que jamás debemos hacer es auto diagnosticarse la enfermedad, y mucho menos suprimir los lácteos de la dieta.
Esther R.
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